Todo el esfuerzo no sirvió de nada, un proyecto importante fracasó: cuando algo sale mal en el trabajo, es fácil desanimarse. Sin embargo, lo mejor es tratar de aprender de los fracasos. Para hacer las cosas de forma distinta en el futuro, el primer paso es repasar los hechos: ¿qué pasó? A veces se parte de premisas falsas para entender qué salió mal. Por eso, es aconsejable buscar feedback. A veces los propios colegas lo tienen más claro que uno mismo.
Para las personas con autoestima baja suele ser difícil reconocer que los fracasos son hechos concretos. En general, proyectan los fracasos sobre su propio valor como personas, por lo que les cuesta más lidiar con ellos. En estos casos es bueno tomar nota de todo lo que se logró y de los éxitos cosechados, para que el fracaso sea puesto en perspectiva y no dramatizar en exceso.
Tras un exhaustivo análisis de los errores se puede pensar en qué se haría distinto en el futuro en una situación similar. Lo importante es, en algún momento, dejar atrás el fracaso con la tranquilidad que se reflexionó sobre él y se sacaron las conclusiones necesarias. Lo peor es, después de un fracaso, quedarse detenido.
Mujer21