Kathrin Stübbe nunca está los viernes, pero los lunes y miércoles sus empleados pueden encontrarla en su oficina hasta las 16:00 horas, mientras que los martes y jueves suele estar hasta las 18:00, a veces un poco más. Si bien es jefa, tiene un puesto al 70 por ciento del tiempo.
Stübbe trabaja en el área de investigaciones de sistemas de software, en la empresa alemana Bosch y lidera a un equipo de 50 personas. Para ser jefa, su tiempo de trabajo es más corto de lo normal. «Pero me sirve para mantener un trabajo interesante y a mi familia al mismo tiempo«, dice. «En el día a día, funciona bien«.
Lo que para Kathrin Stübbe es su rutina diaria, desde hace años, sorprendería a más de un jefe, ya que la mayoría sigue creyendo, que no es posible liderar a tiempo parcial. La realidad es que, por ahora, lo hacen pocas personas. De acuerdo con la oficina de estadísticas europea Eurostat, en 2014 sólo el 6,5 por ciento de los directivos alemanes trabajó a tiempo parcial.
En comparación con el resto de Europa, Alemania se encuentra en un punto medio. A la delantera va Holanda, donde casi uno de cada cinco directivos (17,4 por ciento) trabaja a tiempo parcial. El nivel más bajo lo tiene la República Checa, con 1,6 por ciento.
Lo más probable es que las empresas tengan por delante el desafío de comenzar a pensar distinto. «El mercado de trabajo es cada vez más un mercado de candidatos«, dice Brigitte Abrell, que es desde hace años jefa a tiempo parcial en una aseguradora y escribió un libro sobre el tema. A fin de cuentas, no es tan fácil encontrar buenos jefes, en ramos en los que faltan empleados especializados. Por eso, las empresas están cada vez más dispuestas, a implementar modelos de liderazgo nuevos y poco convencionales.
¿Pero cómo organizarlo todo? Si un jefe quiere dar el paso al tiempo parcial, el empleador debe hacer primero un análisis de sus tareas y otro del sector en el que se encuentra. El primero sirve para entender cuáles son las tareas que lleva a cabo el jefe y cuáles puede delegar, y el segundo para determinar qué miembro del equipo puede asumirlas en su ausencia.
Abrell también recomienda que la reducción no sea demasiado fuerte en un principio. Aconseja no trabajar menos del 75 por ciento del tiempo completo al principio. También se recomienda que dos jefes se repartan las tareas en un modelo de «jobsharing«. Luego, los jefes y su equipo deben diseñar estrategias acerca de cómo se seguirá desarrollando el trabajo.
Cuando Stübbe comenzó a trabajar a tiempo parcial, ella misma tuvo que acomodarse a la nueva estructura. «Hay que estar dispuesto a delegar responsabilidades«, asegura. Muchas de las tareas que antes asumía ella las hace ahora su sustituto. Al principio también le costó acordar con sus superiores cuáles eran específicamente sus responsabilidades.
Stübbe cree que todos los empleos pueden realizarse a tiempo parcial, con tres excepciones: los que forman parte de redes muy complejas, los que presentan muchos asuntos imprevistos que resolver y aquellos en los que es necesario que los empleados reciban órdenes in situ. En el caso de todos los demás, cree que se pueden hacer a tiempo parcial, siempre y cuando los propios jefes estén dispuestos a ello.
Dpa/Mujer21
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