Muchas personas están encantadas con lo que deben hacer en el trabajo. Pero el funcionamiento del equipo les da dolor de cabeza. Las tareas están mal repartidas, los canales de comunicación son poco transparentes y nadie sabe qué está haciendo el otro. Para evitar que este tipo de incomodidades derive en verdaderos inconvenientes, lo mejor no es esperar a que pasen sino actuar.
– Establecer reglas claras: Los jefes deben sentar pautas claras de trabajo. Una de esas reglas puede ser: todos debemos poder decir lo que pensamos. Lo ideal es crear un espacio semanal en el que se puedan hablar temas complejos y mejor aún es que el equipo decida cómo funcionará ese espacio, de modo que todos se sientan comprometidos con la propuesta.
– Hablar en lugar de quejarse: ¿Por qué es imposible asumir tareas adicionales? ¿Por qué hacer una reunión puede parecer una pérdida de tiempo? Sólo quienes se toman el trabajo de buscar una solución a aquello que molesta podrán cambiar realmente algo.
– Ser un ejemplo: Muchos jefes de sección descartan sin más la idea de ser un ejemplo sobre cómo es bueno resolver conflictos, ya que ellos mismos se ven a veces ante los malos ejemplos de sus superiores. Sin embargo, en lugar de tomar eso como excusa, es bueno pensar que cada uno es responsable de su propia sección. El esfuerzo valdrá la pena: si logra instaurar nuevas formas de tratar los conflictos en su grupo, el ambiente de trabajo será mucho mejor.
Dpa
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