Sin duda, nuestro rostro es lo primero que ven los demás. Se trata de nuestra carta de presentación y dice mucho de nosotras. Es capaz, incluso, de delatar nuestro estado de ánimo. La vida diaria es de lo más ajetreada que hay. Aparte del trabajo, existe también una vida personal y eso conlleva preocupaciones y diversas situaciones que a veces no son las que más nos gustarían. Siempre, y ahora más en invierno, necesitamos alguna forma de combatir estos signos que nos afean y para ello existen diversas alternativas. Para conseguir una piel suave y sin imperfecciones, no es necesario dejarse el sueldo en costosísimos tratamientos ni en cremas que nos venden por milagrosas pero que luego, a la hora de la verdad, de milagrosas tienen más bien poco. Existen mascarillas caseras que, además de estar hechas a base de componentes naturales, las puedes fabricar en tu propia casa, están alcance de cualquier bolsillo, y lo más importante, son efectivas. Aquí te mostramos algunas, ¡toma buena nota!
- Mascarilla de yogurt natural. Todo un clásico en mascarilla por los múltiples beneficios del yogurt. Actúa contra el acné los puntos negros y elimina la grasa del rostro. Simplemente lava bien tu rostro y aplica, más o menos, un yogurt (natural sin edulcorar) entero, por toda tu cara en torno a unos 20 minutos y retírala. Notarás el efecto de luminosidad y limpieza enseguida.
- Mascarilla de pepino. En este caso, se trata de una mascarilla hidratante. Favorece la desaparición de las arrugas y reafirma las líneas de expresión facial. Pela un pepino y muélelo fino hasta obtener una pasta (guarda dos rodajitas para tus ojos), extiéndela por todo tu rostro y déjalo actuar 15 minutos. Retira con abundante agua fría. Notarás tu piel fresca y un efecto lifting inmediato.
- Mascarilla de huevo y miel para un rostro terso;de limón y miel para las manchas. Las múltiples propiedades de la miel son infinitas. Mezcla una cucharada de miel de abejas con otra de zumo de limón, verás cómo las manchas si la usas de forma habitual, remiten. Aplícala con un algodoncito en la piel del rostro y déjala durante 20 minutos. En el caso de la de huevo, combina dos cucharadas de miel con una clara de huevo batida. Mezcla con una cucharada de zumo de limón y aplícatela en el rostro, masajeando suavemente. Sentirás como tu piel se estira. Déjala durante 20 minutos y límpiate el rostro con leche descremada tibia. Un tratamiento delicatessen.
Mujer21
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