El insomnio es un desorden del sueño que impide dormir durante períodos prolongados de tiempo, e incluso puede provocar que una persona no logre conciliar el sueño por completo.
Se trata de un trastorno, que normalmente, es provocado por otra causa diferente, por lo que los especialistas aconsejan tratar en primer lugar la causa que lo origina.
¿Quiénes lo padecen?
Aproximadamente, un 30% de la población sufre de insomnio, siendo más frecuente en mujeres y en personas de edad avanzada. Además, puede repercutir en el estado del individuo pudiendo producir disminución de la concentración, falta de energía y alteraciones del comportamiento y de las emociones. Éstas afectan, considerablemente, en la calidad de vida de quien lo padece. Este mal perjudica de manera directa en la vida diaria de quien lo padece. Fomenta la ausencia laboral, incrementa el riesgo en accidentes de tráfico, laborales y domésticos; impacta en las relaciones personales, disminuye el rendimiento en el trabajo o en la escuela, y además, el paciente sufre de irritabilidad y alteraciones psiquiátricas.
Tipos de insomnio
Existen dos tipos de insomnio según sus causas, su origen y su duración.
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Según sus causas:
Insomnio intrínseco: causado por factores internos (apneas).
Insomnio extrínseco: causado por factores externos (alteraciones en la higiene del sueño, consumo de ciertas sustancias como cafeína o alcohol, situaciones de estrés).
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Según su duración:
Insomnio transitorio: duración de varios días. Puede deberse a un cambio de las condiciones ambientales del sueño, estrés situacional, enfermedad médica aguda, cambio de turno de trabajo, jet lag, consumo de cafeína, alcohol, nicotina, drogas.
Insomnio de corta duración: duración de menos de tres semanas. Puede darse en situaciones de estrés o de transformación de las condiciones de vida como hospitalización, trastorno emocional, dolor, vivir en altitud, situación personal inestable, divorcio, cambio de residencia, duelo, etcétera.
Insomnio crónico: debido a enfermedades físicas o psiquiátricas crónicas.
¿Cuáles son sus causas?
- Mala costumbre del sueño y hábitos inconvenientes: La falta de horarios regulares para acostarse o levantarse y los frecuentes cambios de hábitos, alteran el ciclo normal de sueño-vigilia, dando lugar a una escasa propensión al sueño nocturno y a una tendencia a la somnolencia diurna. El abuso de sustancias excitantes como café, té, refrescos con cola y fármacos estimulantes del sistema nervioso central, contribuyen también a la aparición de insomnio. El alcohol puede facilitar el inicio del sueño, pero posteriormente lo fragmenta.
- Alteraciones cronobiológicas: Las alteraciones del ciclo sueño-vigilia con respecto a los periodos día/noche, provoca que el sujeto no pueda dormir cuando lo desea, dando lugar a la aparición de periodos de sueño o vigilia a horas inapropiadas.
- Síndrome del cambio rápido de zona horaria (Jet Lag): El ciclo de sueño-vigilia se desajusta temporalmente como consecuencia de la falta de sincronización horaria que ocurre durante los viajes transoceánicos en avión, debido a la diferencia horaria existente entre el punto de partida y el de llegada.
- Síndrome piernas inquietas: Consiste en la percepción de sensaciones desagradables en las piernas, con una irresistible necesidad de moverlas, o incluso deambular, para aliviarse. Esta incomodidad aparece en los periodos de inactividad, particularmente por la noche, en la transición de la vigilia al sueño. Este trastorno es común y afecta al 10% de la población.
Tratamiento
El tratamiento se tiene que realizar para restaurar los mecanismos que se han roto, lo que implica dar dos pasos:
- Restablecer las condiciones que disparan el sueño de forma automática.
- Lograr que se establezca el automatismo.(Falta de intervención de la voluntad en la realización de movimientos o actos mentales).
Para dar el primer paso hay que:
- Conseguir unas condiciones fisiológicas adecuadas. (alimentación, sueño)
- Mantener una ambiente propicio para el sueño. Dispositivos apagados, silencio y penumbra.
- Conseguir una desactivación física y cognitiva. (no estar acostumbrado a realizar actividades a la hora de dormir, respetar las horas de sueño).
Se trata de controlar los estímulos de forma que, por ejemplo, meterse en la cama desencadene por sí mismo el sueño.
Mujer21
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