El consumo nocivo de alcohol va en aumento entre jóvenes y mujeres, esto va en perjuicio no sólo de nuestra salud, enfermedades agudas y crónicas, sino también de los que nos rodean, violencia, accidentes de tráfico. La política optada desde hace años de no publicitar el alcohol así como las campañas de tráfico, hacen un consumo más responsable, pero es cierto que el alcohol es una “droga” de fácil acceso y asequible en tiempos de crisis. Y más en España que beber está bien visto socialmente. ¿Quién no se toma una cañita a medio día, o una copa de vino en las comidas? Esto no sería relevante si ahí se quedase la cosa, pero tras la copa de vino viene otra, el licor de hierbas después de comer y si te animas un «copazo«. Nuestros vecinos europeos ven esto como un abuso. Y así deberíamos verlo nosotros si no lo lleváramos inculcado desde nuestra niñez.
En Europa ha aumentado de un 30% a un 43% en varones y del 26% al 41% en mujeres todos ellos menores de 15 años. En cuanto, a la educación, los hombres con menos recursos suelen disfrutar de un consumo excesivo y el caso opuesto si hablamos de mujeres.
Según el nuevo informe de la OCDE, actualmente, el consumo en adultos de alcohol por habitante al año es de 10 litros de alcohol puro, equivalente a 100 botellas de vino. Este abuso se traduce en ser una de las principales causas de muerte entre los países europeos. Y matando a nivel mundial a más personas que el SIDA, la violencia y la tuberculosis juntas.
Las campañas de disuasión deben ir precedidas de un cambio en la política, acercándonos primero a los grandes consumidores y desde los centros de medicina primaria disuadirlos del consumo, y después trasladarlo al resto de la sociedad. Hay que evitar que nuestros jóvenes se ahoguen en bebidas espirituosas elevando su precio, educándolos sobre su perjuicio y castigando de manera más severa a los clientes prematuros.