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Cuando el deporte se convierte en adicción

Por raro que suene, existe la adicción al deporte. Hay médicos que han recibido en su consultorio a personas con los talones sangrando de tanto caminar. Pero ¿qué es un adicto al deporte? Una persona que está dispuesta a arriesgarse a perjudicar su salud con tal de tener su «dosis» de actividad física.

Aunque se trate de una enfermedad poco frecuente, es muy grave. Suele presentarse en maratonistas y triatlonistas, pero también en personas que van regularmente al gimnasio a levantar pesas y entrenar con aparatos. No hacen deporte por placer ni lo disfrutan, sino que responden a una adicción. En general creen que les irá mal si no lo hacen. La pérdida de control es, justamente, uno de los síntomas de la adicción.

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Los afectados por la adicción al deporte suelen perder su círculo social y su empleo porque ya sólo les interesa hacer deporte. Cuando no lo pueden practicar sienten abstinencia, es decir, están irritables, tienen alteraciones en el sueño o estados depresivos. En casos extremos, se desintegran matrimonios y se pierden los amigos.

A veces, la gente se aboca al deporte después de una fuerte crisis, como la muerte de un familiar, y lo que empieza como un hábito positivo, termina en adicción. La adicción suele afectar a personas con poco amor propio y perfeccionistas. Sin embargo, de todas las personas que practican deportes, la adicción afecta a una porción baja: menos de un uno por ciento.

Los casos más extremos son considerados adicciones primarias. En el caso de las adicciones secundarias, que son más frecuentes, éstas son consecuencia de otra enfermedad de fondo, que suele tener que ver con una percepción equívoca del cuerpo y en especial con trastornos en la alimentación como la anorexia y la bulimia. En estos casos, las personas hacen deporte para quemar calorías y bajar de peso.

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La Clínica de Medicina Psicosomática y Psicoterapia de la Clínica Universitaria de Friburgo, en Alemania, comenzó a principios de año un estudio sobre terapia deportiva ambulante para personas con trastornos en la alimentación para ayudarles a volver a tener una relación saludable con el deporte. «La idea es que los pacientes conozcan mejor su cuerpo y sus límites y vuelvan a asociar el deporte con la diversión y el bienestar«, explica la profesora Almut Zeeck. A fin de cuentas, el deporte es algo saludable. «Incluso tiene un efecto beneficioso sobre muchos aspectos que se ven perjudicados por los trastornos en la alimentación«, como la percepción del cuerpo y la autoestima, agrega.

Los especialistas aconsejan que si una persona desarrolló una adicción al deporte debe iniciar cuanto antes una terapia, de modo que el deporte ya no sea el centro de su vida.

DPA

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