Muchas personas creen que es demasiado arriesgado tener un perro cuando llega un bebé recién nacido a casa. Algunos amigos manifiestan preocupación, la familia lanza advertencias cada vez que viene de visita y los padres primerizos comienzan a preocuparse. ¿Cómo hacer?
El tiempo del embarazo puede ser aprovechado para pautar reglas claras: tanto a nivel social como espacial, los perros pueden adaptarse a un cambio.
El animal debe aceptar que habrá un nuevo ser en la casa que requerirá la atención de sus amos. Por ejemplo, es bueno acostumbrarlo a permanecer tendido cuando la madre va a ver por qué llora el niño.
Lo ideal es asesorarse bien y buscar consejos en las etapas previas al nacimiento.
Dpa
Debe estar conectado para enviar un comentario.