Según expertos y médicos, la primera hora de vida de un recién nacido puede ser importantísima. Hoy en día los bebés son separados de las madres nada más nacer, para ser sometidos a los procesos rutinarios de limpieza, medición y administración de vitaminas que los centros imponen. Olvidando así el derecho natural de las recién estrenadas madres.
Han sido varios los estudios que han revelado que, en estos primeros momentos, lo más beneficioso para los neonatos es dejarlos en brazos de sus madres. Sin tan siquiera limpiarlos e higienizarlos al instante, ya que ellos nacen cubiertos con una capa natural grasosa llamada Vernix Caseoso que les protege.
A corto plazo el contacto directo con el torso de su madre, les ayuda a tranquilizarse y estabilizar la respiración y oxigenación. También mantiene sus niveles de glucemia y activa el inicio precoz de la lactancia, entre otras cosas. A largo plazo, les hará personas con más seguridad y mayor tolerancia a la angustia de la separación.
Es normal pensar en este instante como algo sagrado, ese primer momento que tienes a tu bebé en los brazos después de tantos meses gestándose en tu barriguita. Para nosotras es mágico.
Es un momento de apego entre madre e hijo que según los expertos debería durar al menos 90 minutos después del parto, incluso, en casos con cesáreas y partos prematuros, si éstos no conllevasen peligros graves para la mamá o el bebé. Organizaciones como Unicef han apoyado campañas que reclaman este derecho perdido de las madres a esta”hora sagrada”, entre las mamás y sus pequeños.
Mujer21
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