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Felicidad o infidelidad. ¿Están reñidos?

Qué entendemos por fidelidad, algo físico o algo moral. La comunicación en una pareja es el mayor pilar. Antaño, las mujeres llegaban vírgenes al matrimonio. Y eran ellos los que traían un bagaje sexual extenso, pero ahora que la virginidad está mas de mode que nunca, hace temblar a algunos hombres. Tener un pasado no implica continuar haciendo lo mismo, simplemente que ya tienes una experiencia y la capacidad de decidir si lo que viene merece la pena o no. Dicho esto, una vez que se tiene una pareja, depende de nosotros que queremos y que esperamos nosotros de ella y viceversa. Un beso furtivo un sábado por la noche, mensajes subidos de tono, citas extramatrimoniales… ¿dónde está el límite?

Cada pareja ha de decidir qué es lo que quiere y lo que no en su relación, de igual modo que das, recibir. Para algunos una simple mirada puede ser motivo de disputa mientras que para otros una noche con otro no es más que una aventura pasajera que no enturbia para nada la actual vida en común. Y esto está muy bien siempre y cuando ambas partes estén de acuerdo.

Hemos hablado con tres parejas y las opiniones son bastante dispares aunque todas tienen un nexo común, ojos que no ven… pero callar no implica fidelidad. Qué estaríamos dispuestos a ceder por nuestra felicidad. En la época de nuestras madre, más bien la de nuestras abuelas, muchas mujeres aguantaban que sus maridos saliesen sin ellas y volviesen a altas horas con una copa de más. Mientras que ellas se quedaban cuidando el hogar y mirando para otro lado, “mientras cumpla en casa”, se solían decir o “hija hay que saber aguantar”. ¿Nos hemos vuelto más abiertos, más cínicos o más mentirosos?

Ana y Jaime, por ejemplo, tienen muy claros sus valores, no salen el uno sin el otro, viven el uno para el otro y casi respiran el mismo aire, a mí personalmente me parece agotador, pero mientras ellos sean felices…

Por otro lado, Paula y Jorge, tienen una relación más abierta, en la que cada uno tiene su espacio y luego ambos un mundo común. Siguen siendo fieles pero ambos entienden que pueden salir el uno sin el otro. Es cierto que en sus salidas independientes conocen a gente con la que flirtean, según ambos, algo sano que nunca ha llegado a nada pero que ambos a la hora de regresar a casa omiten en sus conversaciones.

Y por último Claudia y Manuel, esta pareja es independiente y sólida. Ambos saben que no son una pareja monógama. Ambos pueden decidir si quieren o no acostarse con otras personas, pero aunque esta base esté clara ninguno de los dos se cuenta cuando ha mantenido otra relación. Lo que hablábamos antes de ojos que no ven. Sin embargo, cada noche duermen ellos juntos. Claudia me comenta que prefiere no saberlo, “soy feliz sabiendo que cada noche duerme conmigo. Sin embargo no soportaría la idea de saber que Manuel siente algo más por otra que no sea yo. Mientras solo sea sexo. Yo hago lo mismo y estamos encantados”

Por tanto la felicidad está más ligada a la sinceridad que a la fidelidad. Siendo consecuente con los acuerdos establecidos nuestra pareja será sólida y duradera. Sólo necesitamos encontrar el punto en el que nos sintamos cómodos y tener así una relación sana al margen de la monogamia.

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