La asignatura pendiente de los jóvenes españoles es el segundo idioma. Según el último Estudio Europeo de Competencia Lingüística, más de la mitad de los alumnos tienen graves dificultades de comprensión oral de inglés al terminar la ESO (Educación Secundaria Obligatoria). Una manera de cambiar esto, sería llevar a nuestros pequeños a colegios bilingües desde la más tierna infancia, pero si ya llegamos tarde otra opción es mandarlos fuera a aprender y practicar otro idioma.
Hoy en día es fundamental una buena formación y si tenemos la oportunidad de mandar a nuestros hijos al extranjero aún mejor. Les enriquecerá a nivel educativo y personal. No sólo aprenderán otra lengua sino que también conocerán personas de diferentes lugares y con otras culturas, aprendiendo así a familiarizarse con otros entornos. Convirtiéndoles en auténticos ciudadanos del mundo. Haciéndoles más tolerantes, más abiertos a las diferencias y preparándoles así para su futura inserción laboral.
A los padres nos da, cuando menos, respeto, desprendernos de nuestros hijos y más si se van solos a un país donde no conocen a nadie y donde incluso nosotros mismos no hablamos el idioma, lo que nos dificulta la comunicación con el centro o la institución donde los mandamos. Por ello, debemos valorar las posibilidades y estas son infinitas, dependiendo del presupuesto de cada familia.
Primero, tener claro cuál es el idioma que queremos que aprenda, después seleccionar un país en el que se hable y tercero buscar centro donde nuestro hijo pueda estudiar y si es posible pernoctar. Algo importante a tener en cuenta es la convalidación si no queremos que pierda un año escolar, por ello debemos estar bien informados. Otra opción es mandarlo con una familia, donde otros padres jugaran un papel importante en su educación. La edad idónea realmente depende de cada menor, por lo general a los 12 años ya están preparados, son autónomos y la experiencia no les abrumará. Lo ideal, es mandarlos un par de semanas en verano para aclimatarlos antes de decidir enviarlos el curso entero, que debería ser a partir de 4º de la ESO. Una vez elegido el centro debemos mantener un diálogo permanente con ellos y solicitar, si es posible, informes de manera regular.
Es esencial que nuestros pequeños se familiaricen cuanto antes con otro idioma, al fin y al cabo es un pasaporte hoy en día básico, para encontrar un mejor trabajo mañana.