Muchos niños comen en el comedor de la escuela al mediodía. Sin embargo, a veces la comida que ofrecen deja un poco que desear. Para que la alimentación sea balanceada, es importante que los padres estemos atentos al resto de las comidas del día.
– Un buen desayuno es clave para el resto de la jornada. Cada niño es distinto: algunos prefieren tostadas, otros frutas, yogur o cereales. Si te sueles estresar y correr por las mañanas, puedes dejar preparada la mesa de desayuno por la noche para, de esta forma, ahorrar tiempo.
– El tentempié de media mañana para los pequeños puedes prepararlo, también, la noche anterior. Más allá de que el niño ingiera un almuerzo caliente en la escuela, es bueno darle un aperitivo para los recreos. La mayoría de las veces alcanza con un pan integral con queso o una fruta. Si se trata de un niño goloso, al que le gusta picar, se pueden sumar nueces o frutos secos. Es importante hablar antes con el niño acerca de qué le gustaría llevarse al colegio, para que no acabe en el fondo de la mochila o en el estómago de un compañero.
– Es bueno saber qué almorzó el niño en la escuela a la hora de preparar la cena. Si comió fuerte, puede cenar una ensalada, fiambre y no hace falta repetir un plato caliente. Pero si el almuerzo escolar fue ligero, se recomienda una cena más fuerte. Si ha comido carne roja evitar dársela por la noche. Por eso, es importante preguntarle al niño qué comió.
– Es fundamental que los niños adquieran una cultura de comida sana. Por eso es bueno que participen en la planificación de las comidas y acompañen a sus padres al supermercado, e incluso que ayuden a cocinar y poner la mesa. Se recomienda que los móviles no estén sobre la mesa y que la televisión permanezca apagada a la hora de comer. En su lugar, incentivar el diálogo durante las ingestas.
Dpa/ Mujer21
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