Quien tenga miedo a volar debería distraerse dentro del avión, por ejemplo con ejercicios de relajación muscular progresiva. Esta técnica consiste en tensar durante unos diez segundos, algunos grupos musculares individuales, por ejemplo en las piernas o los brazos, en el tórax o la cara, y después relajarlos abruptamente.
Este ejercicio permite aliviar contracturas desagradables. Además, en caso de angustia aguda y pánico conviene inspirar y expirar profundamente. Aunque parece paradójico, quien sufre de miedo a volar supera esta fobia más rápidamente subiendo una y otra vez al avión, porque cada vuelo que transcurre normalmente tiene un efecto positivo sobre la percepción general.
Dpa