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Las diez mejores playas del Algarve

LAGOS (dpa) – Hay muchas playas en el Algarve, con características muy diferentes. Nunca habrá unanimidad sobre cuál en la costa sur de Portugal es la más bonita. Sin embargo, la siguiente selección incluye algunos ejemplos bastante sobresalientes:

Ponta da Piedade: este escenario playero alrededor del faro de Lagos con sus formaciones rocosas de 20 metros de alto parece único. Con sus arcos, grutas, cuevas y pequeñas calas, Ponta da Piedade es uno de los destinos más impresionantes y más visitados en el Algarve. A la cala aledaña de Praia da Boneca solo se puede acceder a pie por un sendero empinado en un desfiladero angosto y solo cuando la marea está baja. Más fácil es llegar allí en barco, pero cuidado: ¡existe el peligro de que se desprendan piedras de las paredes escarpadas!

Praia do Camilo: a una distancia de apoximadamente un kilómetro de Ponta da Piedade atrae a cientos de bañistas una playa igualmente pintoresca. Desde un bonito restaurante situado en el acantilado, los 100 escalones de una escalera de madera llevan a dos pequeñas calas intercomunicadas por un túnel artificial. Como es tan fácil llegar aquí, muchas veces queda poco espacio libre en la playa. Una alternativa es la cercana Praia Dona Ana.

Prainha: rocas muy escarpadas por la acción del agua de mar dividen la playa en varios tramos. Cuando la marea está baja, estos tramos se comunican entre sí a través de grietas y agujeros y son transitables. De esta manera se puede llegar en el oeste a la playa de arena de Alvor, que tiene una extensión de siete kilómetros, y en el este a varias pequeñas calas cuyas playas se inundan cuando hay marea alta. Las rocas situadas frente a la playa atraen a los amantes del snorkel.

Praia do Carvalho: acceder a esta pequeña playa situada al este de Carvoeiro es todo un desafío. Solo se puede llegar a ella desde el acantilado a través de un túnel de escalones esculpido a mano en la roca. La cala está delimitada a la derecha y a la izquierda por rocas. Los más atrevidos se lanzan aquí desde una altura de hasta 12 metros a las frías aguas. ¡Nada para bañistas ocasionales!

Praia de Benagil: más hacia el este, en la playa de Benagil, una gigantesca cueva rocosa es el principal imán para los turistas. Cuando la marea está baja, se puede llegar a nado o en barco a esta cueva lavada por el mar y conocida como «Catedral«. Aparece en muchas tarjetas postales del Algarve. La tranquila costa es ideal para los amantes del surf de remo, kayakistas y lanchas de excursiones que viajan diariamente entre Carvoeiro y Albufeira. Estas excursiones permiten explorar muchas calas tranquilas a las que solo se puede acceder desde el mar. Los caminantes que recorren el sendero costero entre Benagil y Praia Marinha, un camino de dos horas, son premiados con vistas panorámicas fantásticas.

Praia Marinha: en muchas ocasiones, esta playa figuraba en los primeros lugares de las listas más diversas de playas de ensueño. Rocas imponentes, de hasta 30 metros de altura, protegen la playa del viento. En el extremo oeste de la playa se pueden explorar nadando grandes aberturas en las rocas y grutas. Con un poco de suerte, quien practica el snorkel puede descubrir caballitos de mar. Sin embargo, la playa muestra también los peligros del Algarve rocoso: en 1998 se desprendió aquí una pared rocosa cuyos restos siguen complicando el acceso a la parte occidental de la playa.

Praia do Martinhal: situada en el extremo suroeste del Algarve, esta playa es especialmente popular ente familias con hijos. En la playa, con su pendiente casi plana, hay un camino de madera para cochecitos, hay socorristas, varios restaurantes y un gran hotel especializado en recibir a familias con hijos. La ciudad de Sagres está a un tiro de piedra. En Cabo de São Vicente se reúne todas las noches una multitud de bañistas portugueses y extranjeros para ver hundirse en el Atlántico el sol de color rojo.

La isla de Culatra: a las puertas de la ciudad de Olhão uno puede disfrutar tranquilamente del parque natural Ria Formosa con sus playas de dunas de varios kilómetros de longitud. Aparte de los aproximadamente 1.000 pescadores que viven aquí, los criaderos de mejillones, los trabajadores de restaurantes y los fareros, la pequeña isla, a la que solo se puede acceder en barco o ferry, recibe la visita casi exclusivamente de portugueses. Aquí y en las cuatro islas vecinas no hay hoteles. Los pocos turistas que pasan la noche aquí se alojan en casas de pescadores. Todos los demás disfrutan de un viaje en barco por la laguna, de las interminables playas casi desiertas y de las almejas frescas Conquilha.

Praia Odeceixe: difícilmente puede encontrarse una playa que presente tanta variedad como esta. En el norte, el río Seixe lleva agua dulce y arena a la playa creando una gran lengua de tierra que, cuando la marea está baja, también protege a los niños del oleaje generalmente fuerte en la parte oeste del Algarve. Mar adentro, los surfistas esperan la llegada de la ola perfecta. Uno también puede bañarse en el agua dulce o ir en canoa río arriba. Más al sur se amontonan en la playa empinadas rocas de pizarra que cercan la Praia das Adegas, una de las pocas playas nudistas de Portugal.

Praia do Amado: en esta playa se reúnen surfistas y quienes quieren aprender este deporte. En esta playa de gran extensión, entre rocas de color rojo y ocre en el norte y rocas de pizarra gris en el sur, casi siempre sopla una brisa fuerte que genera los más diversos tipos de olas. Este fenómeno atrae a escuelas de surf y convierte la playa en un escenario ideal para competiciones de surf.

Información básica: las playas del Algarve Cómo llegar: lo mejor es ir en avión a Faro y desde allí viajar en coche de alquiler a lo largo de la costa.

Alojamiento: hay muchos alojamientos a lo largo de la costa del Algarve. Los precios de una estancia de una noche arrancan desde unos 60 euros en un hotel de dos estrellas, unos 80 euros en un hotel de tres estrellas y unos 100 euros en un hotel de cuatro estrellas.

Seguridad: en la zona rocosa de la costa del Algarve se recomienda mantener una distancia de seguridad respecto a las paredes verticales debido al riesgo de desprendimiento de piedras. En la parte occidental del Algarve, especialmente, hay fuertes corrientes que una y otra vez causan accidentes mortales.

Michael Juhran (dpa)

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