BREMEN/VIENA (dpa) – Da igual que uno esté en Austria, en España o en una pequeña isla tropical frente a la costa de Camboya: hoy día, en todas partes del mundo se puede ver turistas en hoteles, restaurantes y cafés mirando fijamente sus smartphones. «¡Wifi gratis, gracias a dios!». En los cinco últimos años, el acceso inalámbrico a Internet se ha expandido vertiginosamente por el mundo. Y todos participan. Los centros turísticos y los tour operadores desarrollan apps y canales de medios sociales, para poder comunicarse con los clientes las 24 horas del día a través de la red. En muchos lugares turísticos, un hotel o restaurante que no ofrece acceso gratis a Internet tiene una desventaja frente a la competencia: en tal caso, los turistas prefieren ir a otro sitio. «El WLAN es actualmente el non plus ultra, una necesidad básica de los turistas«, dice la profesora alemana Renate Freericks, experta en industria turística.
Sin embargo, la disponibilidad permanente de Internet está cambiando las vacaciones. ¿Cómo puede uno desconectar si mantiene encendidos sus dispositivos y siempre puede estar online? No obstante, otro experto, el profesor Peter Zellmann, no cree que haya motivos para un pesimismo cultural general. «Hay gente que durante las vacaciones está muy contenta justamente porque siempre puede comunicarse con la familia o la oficina«, señala Zellmann, quien dirige en Viena un instituto de investigación del turismo. En su opinión, esa gente se relaja más justamente porque no está incomunicada. «Son sobre todo los jóvenes los que quieren que exista este cordón umbilical, que para ellos no es un lastre«.
Sin embargo, ¿cuándo es el smartphone durante las vacaciones un factor que perturba el descanso o incluso afecta a la salud? La profesora Freericks recomienda investigar los motivos del uso de Internet. Lo primero que salta a la vista es la función informativa de la red. Por ejemplo, Google Maps ayuda a buscar el camino en una ciudad extranjera. Las evaluaciones de la calidad de los hoteles, las direcciones de los restaurantes y las atracciones turísticas recomendadas están al alcance con solo un par de clics. Hay apps que localizan aseos públicos, traducen caracteres extranjeros o administran el presupuesto de las vacaciones en diferentes monedas. Gracias al smartphone, viajar es hoy día más fácil que en tiempos pasados. Otro motivo es la función social de Internet: la comunicación y el intercambio de información con quienes se han quedado en casa. «Tengo una experiencia que inmediatamente comunico a otras personas«, dice Freericks al explicar esta ventaja.
Encontrar informaciones útiles, subir de vez en cuando una foto, escribir un poco a los amigos: son todos motivos por los que turistas en los lugares más bonitos del mundo están pegados a sus smartphones. Según la profesora Freericks, hay un tercer motivo, que se puede definir como «función de entretenimiento«.
Rastrear las páginas de mensajes, entrar en el foro favorito, husmear en Facebook: es la navegación sin ningún objetivo determinado y que muchas veces comienza de manera inconsciente porque en ese momento uno no tiene nada que hacer. Para mucha gente, esto ya es un automatismo en la vida cotidiana. «Uno lleva consigo esta costumbre en las vacaciones y no puede tan fácilmente renunciar a ella en el destino turístico«, explica Freericks. Y esto sí es un problema.
El efecto relajante de las vacaciones también es consecuencia de la distancia geográfica respecto a la propia casa, explica la psicóloga Julia Scharnhorst. «Uno se encuentra en un lugar donde todo es diferente, donde pasan cosas muy diferentes y de repente uno también piensa en otras cosas«. Sin embargo, con el smartphone, el «mundo conocido«, por decirlo así, siempre está al alcance de la mano. Cada vez que el turista entra en la red, sale abruptamente del otro mundo, el que le rodea. Pero ¿qué se puede hacer cuando aparece esta impaciencia latente que hace que uno, a pesar de todo, vuelva a agarrar el smartphone? Scharnhorst recomienda buscar una distracción en vez de aguantar. Es decir: mejor ir a la playa que mirar fijamente el teléfono y decir «¡Yo soy más fuerte«! Porque la necesidad de fijar la atención en el smartphone siempre es también una señal de aburrimiento, explica la psicóloga.
A pesar de las ventajas de Internet, Scharnhorst recomienda restringir deliberadamente el consumo online durante las vacaciones, si bien es muy difícil abandonar esta costumbre. «Hay que romper de forma consciente la rutina de mirar el smartphone por la mañana«, dice Scharnhorst. La recomendación que hace la psicóloga es tan fácil como difícil: simplemente no encender el dispositivo.
Philipp Laage (dpa)
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