La decoración de nuestra casa debe reflejar nuestros gustos personales, pero hay ciertas reglas que debemos respetar si no queremos cometer errores de los que nos daremos cuenta demasiado tarde, a menos que tengamos dinero y ganas de estar cambiando el mobiliario constantemente.
Es obvio que debemos elegir muebles que nos gusten estéticamente y que se adecuen a nuestro estilo y a la estancia donde los vamos a ubicar, pero no olvidemos su funcionalidad, los materiales o el acabado. Ante todo han de ser prácticos y fáciles de limpiar y mantener.
A la hora de elegir los colores, no podemos poner nuestro color favorito en todos los lados, o decorar una de las habitaciones del mismo color. Si elegimos un color llamativo nos va a condicionar el resto de muebles, además de cansarnos con el paso del tiempo.
Visión de futuro, si vamos a ser padres, las habitaciones de bebé son muy bonitas y tiernas pero son eso, de bebé, y los niños crecen ¿hasta cuándo va a tener la habitación azul pastel decorada con esponjosas nubes? Hay que facilitar la transición y no comprar muebles de elevado coste que pronto dejaran de ser prácticos (mueble con bañera y cambiador incluido).
Si recibes una herencia y en ella vienen incluidos muebles, no tienes por qué quedártelos, si no te combinan o simplemente no te gustan deshazte de ellos, para que te los vas a quedar, si únicamente ocupan espacio y “dañan” tu vista. Antes de que decidas coger un hacha y hacerlo añicos regálalos, véndelos o dónalos.
Si compras plantas, se consecuente y responsable, hay que regarlas y mimarlas, sino será dinero tirado. Búscalas que sean bonitas pero resistentes y que no necesiten excesivos cuidados. Si optas por artificiales, es preferible gastarse un poco más y que parezcan auténticas o directamente desecha esta opción.
Mantén la casa ordenada, no te líes a meter muebles, las estancias no deben estar recargadas. Evita colocarlos en zonas que dificulten el paso, no se trata de construir barreras. Tampoco mezcles demasiados estilos o dará un aspecto destartalado. No inviertas mucho en extravagancias, compra pequeños detalles que harán de tu casa un hogar único.
Intenta que cada pieza combine armónicamente con el resto y ayúdate de la iluminación para destacar las partes que más te gusten y quieras resaltar. Al final quien va a vivir ahí eres tú, lo importante es que te sientas cómoda y que se identifique contigo.
Mujer21