Esta tarta es ideal para las estaciones en las que abundan las frutas. Es exquisita y liviana a la vez. Sólo precisa: albaricoques, melones y arándanos. Verá que no sólo tiene un sabor magnífico y especial, sino que además es una invitación a la vista.
Ingredientes para una tarta de un diámetro de 24-26 centímetros.
Para la masa:
100 g de manteca; 150 g de azúcar; 250 g de harina; 1 huevo
Para el relleno:
200 ml de leche; 50 g de azúcar; la cáscara rallada y el jugo de 1 limón; 50 g de sémola; 1 yema; 1 clara
Para la cobertura:
500 g de albaricoque; 1 melón pequeño; 125 g de arándanos; 1 pizca de azúcar; el jugo de 1/2 naranja.
Preparación:
Mezclar lo más rápidamente posible los ingredientes de la masa con la mano, envolverlos en un folio y colocarlos al menos 30 minutos en la nevera. Enmantecar el molde y colocarle papel. Extender la masa y ubicarla en el molde. Pinche la base varias veces y recorte los bordes.
Deje esa base sin hornear al menos dos horas en el congelador, de ese modo conservará la forma en el horno. Precalentar el horno a 180 grados y, ahora sí, hornear la base durante unos 15-20 minutos.
Para el relleno, caliente la leche con el azúcar y la cáscara de limón. Añada la sémola y deje que hierva un minuto. Retire del fuego y deje reposar 10 minutos. En tanto, bata la yema y el jugo de limón. Bata la clara a punto nieve y añádala con cuidado a la mezcla con la sémola. Pruebe la mezcla y repártala sobre la base de la tarta.
Lave las frutas, retire los huesos y córtelas en tiras. Colóqueles un poco de azúcar y sumérjalas en el zumo de naranja. De allí, van directo a la tarta. Tape la tarta y consérvela 1-2 horas en la nevera. ¡Luego está lista para disfrutar!